lunes, 26 de octubre de 2009

--Rita Abreu--


Cuéntame a dónde vas, Caperucita
Escrita y dirigida por Juan Carlos Cuéllar
Premio a la mejor dramaturgia original en el XVI Festival Nacional de Teatro Universitario.

Juan Carlos Cuéllar pone en escena el abuso y la inocencia. ¿Son nuevos los efectos terribles que provoca este binomio? Tan ancestral en la historia de hombres y mujeres o tan trillado como el cuento de Perrault. Pues aquí están de nuevo los personajes, en un mundo donde la sangre tiñe la prensa todos los días.

¿Qué se ha propuesto el joven dramaturgo? ¿Punzarnos con una metáfora de la realidad? ¿Alguno de ustedes desea conocer de cerca a la víctima, o mejor, al victimario? ¿Nos propone entender la mente torcida de quien comete atrocidades y luego no recuerda? ¿Comprender a quien no siente ninguna culpa o remordimiento? ¿Acaso intenta convencernos de que el mundo que ahora habitamos es más iracundo y perverso?

Existen versiones feministas del cuento de Caperucita donde la Caperuza no se somete ni al lobo, ni a la dulce abuelita. Sin embargo, el lobo al que le da vida Juan Carlos ataca por instinto, por placer, porque él mismo es una víctima, porque su psique ha sufrido una alteración de cromosomas; o porque lo impulsa esa energía oscura que agita hoy al mundo convirtiéndolo en un ríspido laberinto.

Como fuere, ya estamos aquí en la butaca, acorralados, ante una pieza que ha puesto cuidadosamente cada palabra, con su sonido natural o su efecto gutural, ahí están los movimientos suaves envolviéndonos en una manta blanca como las dudas y el desazón que nos aprisionan e inmovilizan.

Una dramaturgia y un trabajo actoral que nos llevan amorosamente, por extraño que parezca, a probar los peligros y la sinrazón de cualquier bosque.

Rita Abreu



Cuéntame a dónde vas, Caperucita
ÚLTIMA FUNCIÓN MIÉRCOLES 28 DE OCTUBRE
Miércoles a las 8:30 pm
Foro La Gruta
Centro Cultural Helénico
av. Revolución 1500 col. Guadalupe Inn

lunes, 12 de octubre de 2009

"Cuéntame a dónde vas, Caperucita" Obra de teatro contemporáneo



CIUDAD DE MEXICO, 22/09/2009

(Texto © Agustin Villalpando / Enkidu Magazine; fotos © Dr. Lars Ivar Owesen-Lein Borge / Enkidu Magazine): Erase que se era, una historia que viene de la Europa medieval donde imperan los colores rojo, negro y blanco. La anécdota advierte sobre los peligros que rondan en el bosque por medio de una dosis más grande, o más pequeña, de sexualidad, violencia y antropofagia. Por supuesto se trata de La Caperucita Roja (en francés Le Petit Chaperon rouge).
Una de las tradiciones orales alrededor de este cuento proviene del siglo XI, en esta versión el lobo llega a la casa de la abuela y se la come de inmediato. Al llegar Caperucita la presunta abuela ofrece a la niña carne y vino; creyendo ésta que el animal es su parienta, acepta, sin saber que en realidad está ‘degustando’ es su abuela.
Por otro lado, la versión escrita más antigua de que tenemos noticia es la de Charles Perrault, en Les Contes de ma Mère l’Oye (1697), con la versión más infeliz y moralista: La niña ha sido educada bien, proviene de un pueblo hermoso pero corre a su suerte al encontrarse con el lobo en el bosque, a quien platica todo lo necesario para llegar a casa de la abuela, a quien se come y luego de atrapar a Caperucita se la come igualmente. La historia termina ahí, con la victoria del Lobo. La moraleja de Perrault es definitiva.
Luego viene Jakob y Wilhelm Grimm quienes en la obra Kinder- und Hausmärchen (Cuentos para Infantes y del Hogar, 1812) añaden la presencia de un cazador que “salva” a la protagonista.
Nadie salvó a la menor, sin embargo, en una situación similar ocurrida en España hace más de una década, cuando un hombre acaba de salir de la cárcel y se encuentra con una niña, la convence de ir con él y éste la mata y la deja en el bosque.
El paralelismo fue encontrado por Juan Carlos Cuéllar, quien reúne ambas anécdotas en una dramaturgia clara, no lineal, no sólo mostrando el cuento original, sino añadiendo la introspección de los personajes principales, a decir el Lobo y Caperucita en la obra “Cuéntame a dónde vas, Caperucita”.
Un encuentro original, sin pretensiones, que valió al autor el premio a Mejor Dramaturgia Original en el XV Festival de Teatro Universitario de la UNAM (2008) y que ahora trae hasta nosotros el Centro Cultural Helénico en el Foro La Gruta.
En este caso particular, nos enteramos que Caperucita es la hija bastarda de la Cenicienta. Ella es una adolescente que si bien educada, despierta a “la vida” de maneras escabrosas, pues la ternura de la infancia cede el paso a la curiosidad propia del desarrollo humano. Una especie de sex-appeal en proceso de maduración, cargado de entusiasmo, inocencia y sobre todo, la disposición para librarse de ésta última.
La púber ha sido enviada por su mamá a llevar viandas a su abuelita, que vive en el bosque. Ella conoce el camino adecuado pero… El Lobo ve cómo deambula Caperucita y se escandaliza por la forma en que la menor trata a “su” bosque, destruyendo con sus pies las flores y arrancándolas. Entonces decide darle una lección y la convence de tomar el otro camino, el que tiene más meandros.
En ese tiempo, el Lobo llega a casa de la abuela y… bueno, la historia ya la conoces… o tal vez no tanto, pues en medio de la misma tenemos una receta de cocina, para preparar lengua, una receta sabrosísima para cuatro porciones que, en su momento, Caperucita probará entre asustada y seducida.
Durante el trayecto a casa de la abuela, Caperucita habla de sus deseos intensos por conocer a un lobo de verdad, que sea fiero, que se bruto y que prácticamente la posea.
Mientras la nueva “Lolita” llega a casa de la Abuela, ésta come la lengua (de su abuela, claro) y luego se deja convencer para quitarse, prenda por prenda la ropa mientras la Abuela, algo enferma, se encuentra en la cama y le da instrucciones para irse desnudando y depositando sus ropas en el fuego de la chimenea porque "ya no la vas a necesitar".
El público puede seguir los pensamientos del Lobo, su actitud impasible cuando seguimos paso a paso su natural bestialidad, e incluso vemos cómo el Lobo tiene una discusión consigo mismo sobre la forma de deshacerse del cuerpo inerte de Caperucita; también se le atraviesan pensamientos sexuales mientras hace esto pero de inmediato los deshecha.
Destaca el uso de marionetas, tanto para la abuela como para el Pepe Grillo del Lobo, la facilidad con que tanto Alicia Lara como Ammel Rodrigo cambian textura y caracterización tan solo con la voz y el movimiento de sus manos es impresionante.
Cuéntame a dónde vas, Caperucita, es una especie de viaje vertiginoso al interior mismo de la bestia que tod@s llevamos dentro. El uso, por ejemplo, de una copla infantil como augurio para lo que vendrá después, es aderezado por una especie de danza macabra, una pieza de tela blanca donde vemos lo mismo al lobo que a la abuela que a la virginidad de Caperucita a punto de ser devorada por sí misma.
Todo esto es subrayado por la musicalización exacta y por la iluminación, sobria, a veces enigmática del Bosque de Bolonia, a veces desgarradora como en la preparación de la receta de la lengua, creación (la iluminación, claro) de Melisa Varish. A mí me gustó por ejemplo, el momento en que Caperucita entra a casa de la abuela y se ven las ventanas de la puerta por donde ha pasado el Lobo y hacia donde le espera su destino. Un acceso a la obscuridad del destino, la fatalidad que llega porque uno mismo la ha invitado.


Cuéntame a dónde vas, Caperucita
Idea original y dirección de Juan Carlos Cuéllar
Luis Maya Asistencia y producción ejecutiva
Alicia Lara y Ammel Rodrigo Elenco
Melisa Varish Iluminación
Artemisa Teatro Producción
LA GRUTA DEL CENTRO CULTURAL HELÉNICO

Miércoles, 20:30 horas
Del 9 de septiembre al 28 de octubre
Duración: 60 minutos
Localidades: $150.00 pesos mexicanos